Fiesta de Santa Clara de Asís - 11 de agosto de 2025
"Tú, Señor, que me creaste, bendito seas" (Santa Clara, 11 de agosto de 1253)
“Donde hay consagrados, hay alegría”.
"Quería decirte una palabra, y esa palabra es alegría. Donde hay consagrados, seminaristas, religiosos y religiosas, hay alegría, ¡siempre hay alegría! Es la alegría de la frescura, es la alegría de seguir a Jesús, la alegría que nos da el Espíritu Santo, no la alegría del mundo", dijo el Papa Francisco en su carta circular a los consagrados y consagradas.
Estas palabras del Papa nos recuerdan un rasgo característico de Santa Clara de Asís: la alegría. Su vida no es más que un acto de acción de gracias, alabanza y alegría. De hecho, esta alegría es fruto de la cruz, ligada a la prueba y al sufrimiento. Santa Clara vivió pruebas, una vida de sacrificio y dolor. Pero "si lloras con Cristo, compartirás su alegría", escribió a Inés en su segunda carta. Esta alegría se basa en la esperanza en Jesús Resucitado. Es la "verdadera alegría", la "perfecta alegría", según la expresión de san Francisco de Asís.
Esta expresión nos lleva a las palabras de Jesús, a la última de las Bienaventuranzas según san Mateo: "Bienaventurados seréis cuando os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros mintiendo por mi causa. Estad alegres y regocíjate, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Así persiguieron a los profetas que os precedieron" (Mt 5,11-12).
Así pues, la alegría de seguir a Jesús es una gracia, un don de Dios por excelencia. De Él extraigamos nuestra alegría y busquemos compartirla unos con otros. Porque solo partiendo de nuestro corazón, de nuestra comunidad, podemos compartir lo que tenemos externamente.
"Esta es la belleza de la consagración: es alegría, alegría...". La alegría de llevar el consuelo de Dios a todos. "¡No hay santidad en la tristeza!", dijo el Papa Francisco.