Último homenaje a Fabrice — Español

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Último homenaje a Fabrice

Vivía justo en la puerta de la casa de las hermanas de la rue Dombasle, a la que llamaba « La Casa del Buen Dios »

Érase una vez...  

¡Érase una vez un hombre muy sencillo y sonriente!
Su sencillez era una razón sencilla para atraer a mucha gente a su alrededor.
¡Se llamaba Fabrice!
¡Acababa de cumplir 50 años!

¿Por qué no decir que era un hombre sociable ? Sí, muy sociable y también muy conocido.
¡Su hogar era el techo de las Hermanas Franciscanas Misioneras de Nuestra Señora! 
Vivía justo en la puerta de la casa de las hermanas de la rue Dombasle, a la que llamaba « La Casa del Buen Dios »

No fue posible conseguir que aceptara un refugio protegido !
La gente del barrio siempre lo cuidaba: lo escuchaba y hablaba con él. ¡Las Hermanas también lo cuidaban y lo cuidaban!

¡Vivía allí como si estuviera en casa! ¡Realmente se sintió como en casa!
¡Fue tan impresionante ver lo amado que era por la gente del vecindario!
¡Nunca perdía un saludo y una sonrisa para todos los que pasaban por la calle!
Y, para las Hermanas... Las protegía y vigilaba las entradas y salidas. ¡
Un amigo leal! ¡¡
Un hermano!!
Bien, entonces !
Un día... ¡Un día de Navidad, Fabrice desapareció!
Una mano... ¡

Sí, una mano malvada llamada 'cáncer de pulmón' se lo llevó!
¡Fue a la verdadera 'Casa de Dios!'
¡Fabrice, tus Hermanas y todos tus amigos del barrio se despiden!
¡Sí, adiós porque la Casa de Dios, donde estás, es la Casa de todos nosotros!

¡Adios!